lunes, 28 de noviembre de 2016

El cielo de la confianza

Rosa estaba el cielo pero aún no lo sabía.
Creo que ni lo miré.
Me monté en el coche con el miedo de dos manicomios en la retina.
Encendí el motor,mis manos temblaban.
¿sería capaz?
Me estaba incorporando al trabajo en crisis,esa palabra tan fea.
No sólo iba a luchar con mis demonios danzando tan cerca,iba a hacerlo sacando dientes,uñas, iba a hacerlo sonriendo, iba a hacerlo encontrando maletas,atendiendo quejas,rodeada de ruido.
Como una cabra,pensé. Es como escalar una montaña que no sabes hasta dónde alcanza.
Mi psiquiatra estaba de mi lado. Hazlo. Eso me dijo.
Hazlo.

Así que encendí el motor con manos de niña y empecé a recorrer la ciudad, era aún noche.
Cuando estaba a punto de llegar,ya no hizo falta que mirara al cielo,porque estaba en él.
Un rosa precioso a mi alrededor, todo era rosa, y yo también.
Y pensé,esto qué es.
Era el cielo de la confianza. Estoy como una cabra.
Pero era el cielo. Era el cielo de color rosa y me llevó a preguntarme de qué tenía miedo cuando ya no importaba.

Porque tenía y tengo miedo de mí, de ti,de todos,de todo,y yo lo sabía.
Y,aún así, el cielo era rosa, precioso.

Confía, confía,confía.

Y así fue como,en hipomania,escale ese día y los que siguieron esas montañas de dudas.

Y sigo,y estoy mejor.

Y es que,sí, estoy como una cabra,pero soy más chula que un ocho.

Lloro mucho ahora.

Se acercan las hadas tristes.

No hay comentarios: