lunes, 30 de abril de 2007

Amparo


Hay días que no deberían empezar...

Hoy me he levantado jodida. Apática, histérica (incompatible?), sin ganas de salir de casa, con ganas de llorar, sin ganas de vivir, hecha un asco. He ido a desayunar con mi madre y apenas he probado bocado. A la cama, a la cama a leer.

Quién me íba a decir que acabaría bailando con ella. Sabía que venía a "la casa invisible" (una preciosa casa okupa con un patio impresionante rodeado de árboles, uno de esos sitios mágicos que todavía existen y que, como viene siendo habitual en mi ciudad, nos quieren quitar), la verdad es que estaba bastante aplatanada y no tenía ni puta gana de salir, pero al final me he levantado, me he puesto guapita ( a mal tiempo...) y a la calle.

Ella es la mejor. La descubrí hace años, y es mi grupo favorito. Me sé todas las canciones y esta noche lo he flipado. El motivo del concierto ha sido luchar contra el empleo precario, contra los empleos temporales y los contratos basura. Ella es única. Sabe cómo crear un ambiente mágico, de buen rollo, el patio estaba a rebosar (una amiga mía se ha quedado fuera porque no ha podido entrar), gente y más gente bailando a su ritmo. Su voz (ese vozarrón) llegaba al alma y hacía que me vinieran recuerdos agradables a la mente y algunos no tanto pero que, ahora, traducidos a sensaciones lejanas en el tiempo, no pueden más que hacerme sonreír.

Una noche mágica. Te adoro, Amparo.

(Hay días que no deberían terminar...)

martes, 10 de abril de 2007

A veces me pasa.

Me encanta terminar un libro de un tirón, tragarme como esta tarde ciento treinta páginas, devorarme un libro. "El abánico de seda", de Lisa See no empezó gustándome, me parecía muy fuerte que la escritora le dedicara tanto tiempo al vendaje de los pies, por ej, y de hecho lo dejé de leer, pero hace poco lo retomé y empezó a engancharme. Leer tantas páginas de una vez es como ver una película sin interrupciones, no sé si a vosotros os pasa pero cuando retomas un libro a veces tienes que hojear un poco hacia atrás para situarte. En fin, que como me pasa con todos los libros chulos que termino de leer lo mantengo entre mis manos, y me quedo unos segundos mirándolo, contenta y satisfecha, de haberlo disfrutado y haberlo descubierto. No sé qué haría si no existiera la literatura porque ni la música ni el cine me hacen disfrutar tanto como un buen libro, jamás de los jamases.