sábado, 26 de junio de 2010

Sol, sombra

Y de repente despierto, despierto y no estás, y estabas
estabas ahí hace tan sólo hace un segundo,
y hace un segundo empezó el día, y le siguió la noche y ya no estás,
y el segundo se fue a la mierda,
y te huelo, te huelo, te siento, te deseo, te canto y no quiero llorarte,
no quiero llorarte, cierro los ojos, duermo, duermo otra vez que en el siguiente segundo puede cambiar mi suerte,
puede cambiar mi suerte.
Cuando vuelvo a despertar el sol brilla muy fuerte,
y mi carne vuelve a reclamar el goce y el gozo y mi alma tu sonrisa,
tu sonrisa tu sonrisa, tu sonrisa y tu risa,
tus manos, tu abrazo, tu piel, pero tú no estás ahí, tú no estás cerca, y te huelo, máldita sea,
qué embrujo, qué embruje, te amo.





Y yo sé que la razón la tiré hace rato, y que solo te espero con mi alma, con mi cuerpo, y te espero y te necesito, y sufro y río, y vivo mucho, mucho, vivo y pasan los días, los mejores días de mi vida.



¿Y qué hago aquí? ¿Y qué haces tan lejos?

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