Salgo. Hace millones ha. La noche, extraña. Visitamos una antigua discoteca adolescente okupada. Es preciosa. El jardín es chulísimo. Nos vamos a un bareto, Maná, por qué me castiga Dios. Nos recogemos a las cuatro de la mañana. Me recoge un taxista con una música chulísima. Me dan ganas de volver, pero el sueño me vence. Estoy vieja, joder.
2 comentarios:
dale! que la edad es solo una circunstancia de la vida, yo tengo 31 y me veo más joven que nunca!
regresa ahora mismo y baila hasta el próximo año
cuidate!
Joan
Yo tengo muchos más que mi vecinito de arriba.
Y salgo poco, pero cuando salgo no me permito ni pensar en el cansancio físico. Ese se recupera después.
Es el otro cansancio, el hastío, el que sí me puede llegar a mandar a casa.
Cuídate y aguanta. Las cuatro de la madrugada es la hora en la que todo empieza :P
Un beso.
Publicar un comentario