jueves, 15 de febrero de 2007

Podría inventarme mil historias...

Dicen que tengo el don bipolar...es como una especia de varita mágica que me bendice para ser más creativa y poder inventarme mil historias, algo innato.
Si fuera pintora me imagino que pintaría extraños rostros de colores besándose, acurrucándose ante una chimenea o chillándose, pero en un mundo de luz donde no existiera la oscuridad, donde no existiera el hastío ni la desgana, donde no existiera la ansiedad ni la pena. Pintaría un mundo idealizado donde no existieran los malos propósitos, donde todas las manos fueran amigas, donde cada rostro reflejara paz y calma, o en todo caso, reflejara una emoción pero nítida y suave.
Pero a mí me es más fácil escribir sobre un mundo donde por ejemplo una chica se levanta una mañana con una carta sobre la alfombrilla de entrada de su casa, con sólo unas cuántas siglas, que le produce una gran excitación, ya que decide justo en aquel momento que esas letras las ha escrito el amor de su vida, el futuro padre de sus hijos. A partir de ese momento se levantará todas las mañanas cinco minutos antes, y cada mañana se levantará cinco minutos antes que el día anterior hasta que llega el momento de que no duerme. Sus noches las pasa en vela esperando que su amado llegue en cualquier momento y...

Si fuera música evidentemente sería pianista, ya que me lo vaticinaron desde el nacimiento. Tengo unos dedos largos y finos, y me imagino tocando mil y una melodías, exóticas, rápidas, o lentas pero con el sentimiento de la esperanza, que es lo que nunca debo perder. De ser así mi vida se iría al carajo, si perdiera la esperanza de no volver a recaer al delirio, algo que por otro lado me puede pasar me cuide o no, algo que es terrible debe quedar empañado por la energía que tengo en mi interior, la energía de una persona que tiene que luchar contra ese sentimiento pase lo que pase, porque no sé si lo soportaría otra vez. No sé si soportaría otra vez pensar tan rápido, no dormir nada y sobretodo observar que la gente a mi alrededor oculta las lágrimas mientras me dice que no, que no es real lo que digo ni lo que siento...que no es real. Así que si fuera pianista inventaría miles de melodías donde la música recreara unos patrones que nunca olvidaría, me volvería loca sólo en las notas, nadie más me tendría que mirar oculando mis lágrimas.
Pero para mí es más fácil recrear el mundo de un anciano que un día se levanta y se da cuenta de que puede volar. Temiendo que sus ya escasos amigos e incluso que su familia pensara que está loco no se lo diría a nadie. Robaría horas al sueño, como la chica, pero esta vez sería para volar en un mundo que nunca terminó de conocer, plantarse en cualquier lugar al que sus maltrechas piernas ya no lo dejan...hasta que un día sus vecinos preguntaran exasperados como encontraron al pobre viejo con la cabeza abierta, y cómo! consiguió pasar de la silla de ruedas a escalar el alto muro de la azotea...
Si fuera actriz me imagino que sería extravagante, y jamás aceptaría el papel de una chica feliz en un mundo rosa sin matices...me preguntarían cómo oso rechazar papeles tan buenos, pero yo les diría que sólo acepto papeles donde yo me tendría que engañar hasta el punto de rebasar la fantasía, así acabaría interpretando a chicas normales y corrientes, quizá la camarera del bar de la esquina ( a la que el tiempo no la deja fantasear demasiado) o sería quizás la hermana tímida que no abre la boca en toda la película, o, mejor...sería la puta que espera en la esquina, la puta que sabe lo que es la vida, lo que puede esperar de ella y lo que valen sus besos. Sería quizás una buena actriz.
Pero me es más fácil inventarme? la historia de una chica hiperactiva con miles de actividades que de pronto deja de dormir y empieza a soñar despierta, que empieza a ver complots, alianzas secretas, que es capaz de amar como nadie, de disfrutar de un amanecer como nadie, de pensar que ojalá no termine nunca esa sensación de vivir tanto...hasta que acaba en un manicomio que le hace estrellarse de golpe y porrazo en una realidad fea donde sólo unas manos iguales a las suyas, de alguien igual a ella, pueden consolar al secar las lágrimas dulcemente...tan dulce que todavía ella recuerda el tacto de esas manos e incluso algunas veces se pregunta por qué no ha vuelto a tener la oportunidad...Pero esta chica crece ante todo pronóstico, esta chica se levanta aunque vuelve a caer muchas veces, a veces a sólas mientras escucha música, a veces sóla en su cuarto llora en silencio, ya ha hecho tanto daño...pero esta chica se crece, se crece porque vuelve a trabajar, se crece porque vuelve a sentir, se crece porque vuelve a sonreír cueste lo que cueste y se crece porque supera todo, supera el bajón que le da las pastillas que necesita, supera los dolores que a veces su mente recrea, y escribe, escribe en un mundo que la puede castigar, pero al que ama.
Dicen que soy bipolar, y podría inventarme mil historias...

3 comentarios:

orlanda dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
orlanda dijo...

eres una estupenda contadora de hitorias

besitos

el comentario borrado era mío

bettyylavida dijo...

y tú una gran amiga, te quiero mucho guapa!