viernes, 9 de febrero de 2007

Hoy y el tren

Hoy ella salía del trabajo pensando en qué tren se podía permitir perder. Le importaba un carajo, sí. Le importaba un carajo perder un tren o coger el siguiente...ella pensaba en la estación qué le valía echar un polvo con una polla maravillosa y un cerebro de mosquito. No le gustaba para nada repetir los mismos errores. Ella pensaba eso mientras el tren paraba en la estación, mientras que cientos de personas seguían con sus pensamientos ajenos a ella misma, ajenos a su mirada. Ella pensaba qué carajo le importaba realmente si hubiera historia con ese señor! o no, porque ella podía permitirse perder todos los trenes que quisiera, y ella lo sabía. Y su retozar eterno le empezaban a desesperar, esa era la verdad...Ella pensaba eso mientras que el tren reiniciaba su marcha y mientras lo íba marchar ella sonrió. Sacó las llaves del coche del bolso, y bajó las escaleras hasta el túnel y sonrió.
Cuando llegó a su casa después de tomar unas cañas con su hermana realmente se sentía feliz, una noche de un día cualquiera.
Se duchó y se puso a escuchar música, y pensaba en qué extraña paz se sentía...ella recostada en la cama, desnuda y fumando un marlboro, mientras escuchaba música se miró reflejada en el espejo con una brillante mirada que hacía tiempo que no veía.
Se observó detenidamente, sus tetas y sus pezones oscuritos, su barriguita, sus piernas y su coño. Sus ojos achinados, su pelo rojo despeinadísimo y sus labios carnosos. Se volvió a gustar, se volvió a querer.


La sonrisa se convirtió en risa, y la risa en carcajada. Qué carajo, ella podía perder todos los trenes que quisiera. Y lo sabía.











2 comentarios:

Edith Morales dijo...

Muchas veces uno se siente asi... como que no importa que el tren de la vida pase uno se siente muy feliz con uno... pero no son todos los dias asi... y que triste cuando pasa lo contrario...

Ababol dijo...

¡¡¡¡¡¡biennnnnnn!!!!!!

me alegra mucho tu vuelta... y con un post buenísimo, además...

un besazo